18 octubre, 2006

Una familia en el abismo

Los Friedman: Arnold, Jesse, David, Seth y Elaine



Año 2002. Andrew Jarecki está realizando un documental sobre el mundo de los payasos que entretienen a los niños en sus fiestas de cumpleaños. David Friedman es el payaso titular de Jesters-for-Hire, una pequeña empresa con sede en Manhattan. En una de las entrevistas, David repentinamente se puso a hablar sobre su familia. Recordó a su padre, del que dijo con amargura que había sido un gran tipo, pero sólo eso. Jarecki estaba filmando y no pareció dar mayor importancia al testimonio, hasta que el payaso -sentado en las escaleras de la que había sido su casa familiar durante la infancia- se puso triste al citar, de pasada, el intento de suicidio de su madre.
Más tarde, revisando el material con otros miembros del equipo de producción, el director tuvo la impresión de que aquel hombre guardaba un gran secreto. Aprovechó los datos revelados por el payaso para realizar una búsqueda de información en internet. El resultado fue devastador: Un hombre de 56 años y su hijo de 18 habían sido condenados por abusos deshonestos a los niños que acudían a su casa para recibir clases de informática. Entonces Jarecki supo que aquel hombre tenía una historia que contar y él una nueva película que hacer. Sólo faltaba que David se prestara a ello. Y lo hizo. Así nació Capturing the Friedmans.





Imaginemos una familia americana de clase media, Los Friedman. Arnold: eminente ingeniero, profesor de informática y músico. Su esposa, Elaine: la perfecta ama de casa. Los hijos: David, Seth y Jessee. Vivían en Great Neck, una zona residencial de Long Island, Nueva York. Todo aparentaba ser normal en aquella familia y parecían ser felices. La vida familiar era muy hogareña. El padre tocando el piano; los hijos grabando cada detalle de la familia con una cámara de super 8; la academia de informática; las fiestas de cumpleaños; las constantes y divertidas reuniones. En la primavera de 1986, cerca de 100 ex-alumnos del profesor Friedman se habían congregado en una fiesta para celebrar su jubilación como docente en el Instituto Bayside. El acto fue muy emotivo, repleto de comentarios que destacaban sus cualidades profesionales y, sobre todo, personales. Venidos de todo el país, muchos de ellos llegaron a decir que Friedman había cambiado sus vidas. El director del colegio destacó las capacidades de Friedman como enseñante y su dedicación al éxito de sus alumnos.


Arnold Friedman había nacido en Brighton Beach, Brooklyn, era el segundo de tres hijos durante la época de la Gran Depresión. A los 5 años, su padre abandonó la familia, dejándolos sin recursos. Su hermana mayor había fallecido súbitamente y su madre cayó enferma a causa de ello. Después de graduarse en el Instituto de Brighton Beach, Arnold fue a la Universidad de Columbia, donde estudió Ingeniería Química. Tocaba el piano y solía actuar en clubes de Brooklyn al frente de un sexteto de rumba. Fue allí donde conoció a Elaine, la que sería su esposa. La vida de Elaine parecía haber corrido en paralelo a la de Arnold: su padre la había abandonado cuando ella tenía 18 años. Aquella niña se había criado sin el cariño de los suyos. Se casaron en 1955 y se trasladaron a Flushing, donde Arnold hacía sustituciones por el día y tocaba en clubes nocturnos para mantener a la familia. En 1960 fue contratado como profesor de ciencias en el Instituto de Bayside. Sus colegas veían en él a un profesor imaginativo, con sentido del humor y que nunca se enfadaba ni alzaba la voz.


La investigación llevaba dos años en curso. Inspectores del Servicio Postal destinados en el Aeropuerto Kennedy habían interceptado un pequeño paquete procedente de Holanda que llevaba la dirección de Arnold Friedman. En su interior había una revista llamada Boy Love, que reproducía fotografías en color de niños desnudos y de hombres practicando sexo con ellos. Un inspector, haciéndose pasar por un pedófilo, contactó por carta con Friedman, preguntándole si tenía material de esa revista para vender. Friedman, inaugurando una serie de contactos epistolares con el inspector, le contestó que no tenía material pero que estaba interesado en el asunto. Más tarde, en otra carta reconoció poseer material y se ofreció a cedérselo en régimen de intercambio. Friedman, a condición de que le fuera devuelto, llegó a remitir por correo a esta persona un libro de pornografía infantil, Joe y su tío, de procedencia danesa, acompañándolo de una nota: disfrútalo.

Arresto de Arnold y Jesse Friedman



El 3 de noviembre de 1987, un inspector de policía haciéndose pasar por cartero se dirigió al domicilio de los Friedman y entregó a Arnold un paquete. El libro estaba de vuelta. Y la trampa tendida. Quince minutos más tarde, oficiales del gobierno y agentes de la policía de Nassau rodeaban la casa con una orden de registro. Encontraron material de pornografía infantil. También se incautaron de una lista con 80 nombres y números de teléfono pertenecientes a los niños que acudían a sus clases. Era el principio del fin para esta familia. La policía entrevistó a docenas de niños entre 8 y 11 años que habían asistido a clases de informática en casa de Arnold Friedman. El resultado de esas entrevistas fue, según la investigación, devastador: los niños, al principio reacios a contar algo tan íntimo, relataron cómo fueron víctimas de abusos sexuales por parte de Arnold Friedman y de su hijo Jesse. Arnold Friedman fue acusado de 108 delitos, y su hijo Jesse de 18 años, de 245.



En 1988 Arnold Friedman fue hallado culpable de 42 delitos sexuales a menores y condenado a una pena de entre 10 y 30 años. Por primera vez en su vida, Arnold y Jesse tenían que separarse. La estancia de Arnold en prisión fue demoledora. nadie le quería, hasta los otros presos lo insultaban. Se vino abajo, no podía soportar pensar que moriría en la cárcel, que su mujer se había divorciado y que su carrera estaba arruinada. Pero sobre todo se sentía culpable de que su hijo Jesse pudiera ser condenado a su costa.

"Estimado Juez Boblon: Jesse merece cumplir los 18 años de condena. Él abusó de mí y de otros. No quiero verle y no quiero que me vea. Mr. X."
Los cargos contra Jesse eran menos consistentes que los que habían condenado a su padre, aunque su situación era muy delicada debido a la presión social y de los medios. Los abogados aconsejaron a Jesse decirle al tribunal que él había sido víctima de los abusos de su padre, era la única forma posible de salvarle. Pero Jesse se negó a declarar en contra de su padre y defendió hasta el final su inocencia sin a penas recursos legales. Finalmente Jesse fue hallado culpable de 25 delitos sexuales a menores y condenado a una pena de entre 6 y 18 años. La comunidad de Great Neck, donde vivían, quedó conmocionada ante el hecho de que habían convivido con dos pedófilos y que muchos de sus hijos habían estado en manos de ellos. Poco después de ingresar en prisión Jesse, Arnold Friedman se quitaba la vida en su propia celda.
El film de Jarecki es de un verismo fuera de lo común. Aquí el género documental cobra toda su fuerza, ya que la cinta cuenta para su desarrollo con un elemento de un valor incalculable: todo el metraje de la grabaciones familiares en super 8, lo que equivale a tener a su disposición prácticamente la historia filmada de los Friedman. Este material, cedido por David una vez se prestó a colaborar en la elaboración del film, resulta muy elocuente a propósito de las características de esta familia: vemos a los Friedman en toda clase de situaciones, buenas y malas; pero llama poderosamente la atención la serie de escenas reales que incluyen peleas desquiciadas, discusiones tensas, disputas acaloradas, alternadas con otras escenas marcadamente surrealistas, que mezclan irónicamente el drama con la comedia, al más puro estilo de Vive como quieras de Frank Capra, dando al espectador una imagen un tanto disparatada del ambiente familiar que se le presenta. Pero lo cierto es que todo ello llega al espectador con una fuerza indescriptible. Unas veces lo emociona, otras le da un puñetazo en el estómago, y las más, le deja la sensación de estar asistiendo en primera persona a la destrucción de una familia. Jarecki conjuga estas imágenes con otros elementos propios de la producción del film no menos interesantes. Así por ejemplo incluye entrevistas a los miembros del nucleo familiar, a familiares de éstos, e incluso juega con los tiempos dando saltos hacia adelante o hacia atrás, para ahondar con más precisión en el drama de la lenta agonía de los Friedman. La película no sólo es el crudo retrato de la descomposición de una familia así como un documento de interés sociológico excepcional. También es una excelente lección de cine. No en vano causó sensación en el Festival de Sundance 2003, donde acaparó el gran premio del jurado, siendo posteriormente candidata al Oscar como mejor película documental en 2004. Su proyección en medio mundo arrojó luz sobre un caso difícil de entender y, seguramente según la tesis de la cinta, poco claro desde el estricto puto de vista judicial. A veces, la justicia (americana) se mueve más por intereses mediáticos y políticos que por el estricto sentido de igualdad, presunción de inocencia y justicia al que se debe. Eso defiende en parte Jarecki con su película.

Arnold Friedman fue enterrado en el cementerio de Long Island y su epitafio rezaba: "querido padre, dedicado profesor, pianista, físico y playero".
Elaine Friedman volvió a casarse y se trasladó a vivir a Berkshires.

El hijo mediano, Seth, que se negó a participar en la película, ya no vive en Nueva York.


Jesse Friedman después de cumplir su condena
Después de pasar 13 años en prisión, Jesse fue puesto en libertad en 2001 y vive actualmente en Nueva York, donde ha regresado a la Universidad para terminar sus estudios de economía. A sus 34 años Jesse, lejos de querer olvidar los hechos que le arruinaron la vida, ha escrito numerosos artículos y fundado una web desde la que pide una revisión de su caso. Entre las cuestiones que Jesse pone en entredicho en un alegato de 1000 páginas sobre la investigación, destacan las siguientes:



-Alega que la mayoría de los estudiantes de informática entrevistados por la policía, no reconocieron ningún abuso hasta que fueron presionados e inducidos, y sus testimonios manipulados por la propia policía.



-Uno de los alumnos que testificaron haber sufrido abusos, había admitido posteriormente no recordar los hechos sino cuando había sido hipnotizado.



-Agentes de policía admitieron haber incentivado a los niños para testificar en contra de los Friedman, incluyendo fiestas infantiles con pizza y hamburguesas.


-Uno de los detectives admitió haber visitado varias veces a un estudiante de 15 años hasta convencerle que testificara en contra de los Friedman, a pesar de que el chico había declarado que no había sufrido abusos.


-Varios alumnos de informática admitieron haber proporcionado declaraciones falsas sólo para que la policía los dejara de acosar.


-Un grupo de detectives, en una conversación grabada, le decía a uno de los chicos que si no declaraba que había recibido abusos por parte de los Friedman, se convertiría en un homosexual.



David Friedman, inductor espontáneo del documental gracias a su valentía o quizás al miedo acumulado, sigue siendo el payaso más famoso de los cumpleaños de Manhattan. La película se cierra cuando David acude a la prisión a recoger a su hermano el día en que dejan libre a Jesse después de cumplir 13 años de carcel. Se nos reserva un final muy emotivo: el rencuentro entre Jesse y su desquiciada madre. Merece la pena dejarse atrapar por esta excelente película.





15 comentarios :

Emilylight dijo...

La verdad que muchas veces la realidad supera a la ficción. Que historia más rocambolesca.
Gracias por tu visita.
Un saludo...

Anónimo dijo...

Tendré que esperarte para hablar de los Friedman, porque justo me he bajado la peli y esoty esperando a verla. Ya te contaré, aunque tengo muchas ganas

Carolina Amigo dijo...

Que voz es correcto emitir si estamos sin lengua.

Seelie.

María Esquitin dijo...
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simalme dijo...

No es oro todo lo que reluce...

elvenbyte dijo...

Alucinante. Por supuesto estoy en contra de la pedofilia, pero también del acoso policial. Es escalofriante, visto desde el punto de vista que se mire.

Anónimo dijo...

Hola. Que interesante artículo.Es realmente triste y alucinante. Triste final para una familia tan unida.

PD:Soy sara. Es que he cambiado de nombre y también de dirección debido a un problemilla que he tenido con mis comentarios.Mi nueva dirección es:

www.romanticona.blogspot.com

Besitos.

Esther dijo...

La pedofilia, un tema terrible. Sólo algo así pueden hacer unos auténticos descerebrados.
Creo que por mucho que digan son culpables, me atengo al dicho: " Cuándo el río suena, es que agua lleva" Si no pasara nada ¿ Por qué tendría que sonar? ¿ Por qué tanto rumor, tanto escándalo? El orígen de todo aquel bullicio tuvo que estar en algo.

1 beso.

Anónimo dijo...

Existen historias que nunca podrán ser silenciadas, a pesar del tiempo transcurrido y sobre todo por la utilización de métodos poco claros…
Espeluznante es la pedofília, pienso que sólo sicópatas son capaces de semejante aberración…Y vergonzoso son las injusticias producidas en un país “ desarrollado”, donde las justicia se disfraza y se compra amedrentando a unos niños…
¿Justicia…injusticia? ¿Quiénes son los que deben responder…?
El sistema judicial, debería reabrir este caso, investigarlo y dejar claro lo que realmente pasó, porque como decía Quevedo…” La justicia es una constante y perpetúa voluntad de dar a cada uno lo que le toca…”

Besos.

Peruaner brauchen Dich! dijo...

Tu relato es excelente pero me interesaria ver la pelicula porque yo he tenido un par de pacientes pedofilos... por que es David Friedmann pedofilo? un amor secreto por los ninhos... ahora uno tiene que desconfiar de todo.

Gabriel dijo...

Escalofriante. Trataré de hallar la película. Me recuerda, de algún modo, y salvando las distancias, a Tarnation, en el sentido en que está compuesta a base de filmaciones documentales auto biográficas.
Saludos,

Gabriel

Unknown dijo...

Interesantísimo. Veo que te gustan las entradas documentales y biográficas, muy bueno eso, nunca había dado con un blog de este tipo.

Lo de este tipo Friedman es de terror. No importa si fue uno o cien niños o mil, ya con uno y con manejar material de pedofilia era para un tiro en el medio de la frente. Perdón, pero no me banco semejantes hijos de...

Muy bueno tú blog, amigo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Acabo de ver este documental en un canal publico, y encontré casualmente tu blog. Lo único con lo que no estoy de acuerdo es: porque la madre desquiciada? a mi me parece que era la única cuerda en la familia, la única que tomo las cosas con la seriedad requerida. El hecho de que Jesse repitiera mil veces no lo hace inocente y el que estuviera 13 años en prisión tampoco lo hace culpable. Solo él sabe si lo hizo o no. por otro lado ¿David se armo de valor? todo el documental estuvo justificando a su padre... todos los hombres de esa familia lo hicieron, y creo que lo que se hace en esta vida se paga. No creo con lo poco que vi, que haya violado a uno de esos niños que la policía acoso para acusarlo, pero seguramente violo a otros, he ahí su castigo, en esta vida y no en la otra tenia que pagarlo y lo pago.

En lo personal, a mi me pareció una familia desquiciada, acusando a la madre de todo, beatificando al padre por supuesto... yo creo que es es estar terriblemente enfermo, una enfermedad que compartieron todos, acusando y hablando mal de la madre cuando ella no hizo nada, jugando afuera del tribunal provocando a sus acusadores. Me frustro ver el comportamiento tan tonto e infantil y estúpido de estas personas. Quizás ese era el objetivo del creador de este documental.

Saludos

tu anciana abuela dijo...

El hijo podría haberse librado de la condena acusando a su padre de abusos.

Tuvo la entereza de no declarar a cambio de una sentencia favorable.

Quizá la poli se extrimitó y el chico era inocente...

Anónimo dijo...

Quizá algún día se digan las mismas o parecidas alegaciones ante el famoso beso de Rubiales a Jenni Hermoso...