15 septiembre, 2008

David Foster Wallace (1962-2008)


El cronista fundamental de la nueva narrativa norteamericana se ha suicidado. David Foster Wallace fue hallado muerto por su esposa en su casa de Claremont (California). Se había ahorcado. Tenía 46 años.

Foster Wallace deja tras de sí una obra con grandes logros, pues era punta de lanza de una nueva generación de narradores experimentalistas convencidos de la imposibilidad de abordar nuestro tiempo desde un prisma meramente realista. Aupado al estrellato literario gracias a la monumental y aclamada novela La broma infinita (1996), Foster Wallace ya había despuntado en 1989 con una colección de extraños relatos titulada La niña con el pelo raro. Su estilo complejo y dilatado reunía referencias constantes a aspectos de su tiempo que le causaban desconcierto -el poder de las grandes corporaciones, la capacidad de comunicación de los nuevos medios, la manipulación de la televisión- y a los que continuamente Foster Wallace intentaba desmontar reventando sus debilidades con su prosa sarcástica.


Su vida personal estuvo marcada por su propensión a sumirse en estados de ánimo depresivos, que lo llevaron en una ocasión a pedir ser ingresado en una unidad de vigilancia psiquiatrica porque no se sentía con fuerzas para controlar su tendencia suicida.

Sobre su forma de experimentar con el lenguaje, David Foster Wallace dijo: "Lo esencial es la emoción. La escritura tiene que estar viva, y aunque no sé cómo explicarlo, se trata de algo muy sencillo: desde los griegos, la buena literatura te hace sentir un nudo en la boca del estómago. Lo demás no sirve para nada".

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