09 septiembre, 2006

La chica de la habitación 714

La chica de la habitación 714 con vistas a la piscina aparentaba estar muy segura de sí misma mientras terminaba de quitarse el maquillaje. Luego de una ducha de agua tibia y un minucioso cepillado de dientes, se sentó en la cama con las piernas cruzadas disponiéndose a escribir algo en su diario. Encendió un cigarrillo que había extraído del primer cajón, cerró los ojos y se quedó inmóvil durante unos instantes fantaseando sobre su brillante porvenir. En su muñeca derecha, un precioso reloj de marca que ese mismo día le habían regalado señalaba casi la medianoche. La jornada había sido intensa: ensayos, entrevistas, pruebas de vestuario, desfiles, visitas protocolarias. Así cada día desde hacía una semana cuando había llegado a aquel exclusivo hotel situado en la costa. En el mueble aparador, junto al televisor, una carpeta negra con el anagrama del concurso grabado en blanco contenía la agenda que ponía en orden sus actividades. Abierta por el día Sábado, quedaba sólo una hoja por pasar, lo que significaba que faltaba una sola jornada por cumplir. Junto a la carpeta reposaba una tarjeta de visita con un teléfono anotado a mano. En la mesita de noche una preciosa lámpara de porcelana floral iluminaba un best seller de tapas duras recién empezado, según delataba un marcador insertado en las primeras páginas. Junto al libro, un elegante teléfono a juego con el resto de los elementos decorativos de la estancia, llevaba un rato esperando ser atendido.

—Hola mamá.

—¿Cómo te ha ido, querida?

—He tenido un día agotador

—Lo sé, cariño, piensa que mañana es el último.

—Sí mamá, mañana se sabrá si lo he hecho bien.

—Sabes de sobra que lo has hecho bien. Este era tu sueño y te has preparado para ello. Tu padre y yo estamos muy orgullosos de ti, y tus hermanos…

—Lo sé mamá, aunque no soy la única que se ha preparado bien. La competencia es atroz.

—Oh, no pienses en ello, cariño, sé tu misma. Ellos sabrán apreciar todos tus encantos…

—Eso espero, esto está siendo realmente duro para mí, pero es mi sueño y voy a hacer por conseguirlo.

—Seguro, cariño. Tengo que colgar. No olvides que te queremos…

—Gracias mamá. No lo olvido. Buenas noches.

Colgó el teléfono y permaneció estática por unos instantes, observando la imagen de su familia en un pequeño marco que siempre llevaba consigo. Pasó el dedo índice muy despacio sobre el cristal del marco, acariciando ensimismada la imagen de los suyos. Cuando llamaron a la puerta su rostro cambió por completo. Era el sonido claramente definido de unos nudillos golpeando a la altura de la mirilla. Antes de levantarse se detuvo a pensar un momento. Luego se humedeció los labios dando un trago al vaso de agua que había en la mesita. Se retocó frente al espejo y atenuó las luces antes de abrir la puerta…

Al día siguiente la voz impostada de un presentador de variedades, presuntamente embargado por la emoción, proclamó que ella había sido elegida la mujer más bella del país. Y en el momento de ser coronada, en medio de una salva de aplausos, una tímida lágrima -cuyo verdadero significado solo ella conocía-, se derramó por su preciosa mejilla.
©Ignatiusmismo, 2006.

9 comentarios :

Esther dijo...

Me ha encantado el relato.
¡Uff! ¡ El mundo de las modelos! No me gusta lo delgadas que están. La historia, tiene un final feliz, ¡Qué suerte para ella! Una verdadera campeona entre tanta competitividad.

Un saludo.

vaklam dijo...

Buen relato si señor... Ella es la mejor, pero no la más guapa ni la más hermosa. Todas guapas todas bellezas, hay que ganar puntos extra.
Brillante.

Saludos

Gonzalo Villar Bordones dijo...

de alguna manera hay que ganar. los sueños son caros.

Anónimo dijo...

asaz dice: ágil y enigmático. Brillante.

He entrado aquí siguiendo la recomendación de María Esquitín.

Ya le dije a ella que observaba que tenías talento y una técnica bastante depurada.

Enhorabuena

Gir dijo...

....por alcanzar una meta, y darle prioridad por sobre otros valores, se sacrifican éstos, no sin causar remordimiento.

Anónimo dijo...

En este mundo en el que vivimos, la mayoría tiene un deseo inusitado por triunfar y alcanzar logros materiales. Creen que el éxito sólo será de aquellos que de manera más eficaz desprecian la honestidad, el respeto hacia si mismos y los demás, comulgando con la idea del “todo vale”. La fina línea que separa el bien del mal no es tan clara y evidente para todos… y los sueños a veces salen muy caros…
La integridad debería ser un valor fundamental para todos, desgraciadamente no es así…

Magnífico relato…corto, sencillo y concreto. Estas situaciones son reales, sólo que hay que saber describirlas… como has hecho tú, felicidades…
Un beso.

Fuego Fatuo dijo...

A menudo por alcanzar un sueño se pierden los valores y se olvida un@ del precio a pagar, pero la conciencia si tiene buena memoria.

Anónimo dijo...

Me gustaría trasladarle una propuesta para colaborar en una revista (The Children's Book of American Birds) cuyo próximo número estará dedicado a bloggers. Éste es mi correo:
artgemina@gmail.com
Gracias y enhorabuena por el blog.

Alberto

María Esquitin dijo...

esquitin72@gmail.com ... me acuerdo de ti ...